Las heladas, vientos fríos, plagas o insectos son algunos de los agentes externos que alteran la producción en plantaciones agrícolas mermando la calidad de los frutos y, en ocasiones, destruyéndolos por completo.
La manta térmica es, a día de hoy, la solución más eficaz, técnica y económicamente, contribuyendo de manera notable en el desarrollo y protección de los cultivos.
Se trata de una tela no tejida de polipropileno muy liviana (17gr./m2), transpirable, porosa e hidrófila; cualidades que garantizan una fácil colocación, oxigenación y que el agua de lluvia pase a través suya para regar la planta.
La utilización de esta tela agrotextil ocasiona una aumento de la temperatura de entre 3 y 5 grados centígrados respecto al exterior protegiendo frente a las heladas y permitiendo adelantar la recolección de los frutos.
La manta térmica actúa como barrera física protectora frente a insectos, plagas, polillas o arañas que en la mayoría de los casos evita la utilización de tratamientos fitosanitarios, obteniendo un producto más ecológico y cercano a cumplir las rigurosas normativas para la exportación. En el caso en que se requiera la utilización de algún agroquímico, la permeabilidad de esta tela no tejida permite su aplicación sin necesidad de retirarla.
Los beneficios directos sobre frutas y hortalizas son un aumento del volumen y la mejora del aspecto para la venta, favoreciendo también la concentración de azúcares y, por tanto, un mejor sabor de las frutas.
Durante el rocío, la manta térmica actúa como barrera anti-humedad, evitando la putrefacción y el desarrollo de enfermedades.
Además, se trata de un producto económico y de gran valor añadido, pues sus beneficios permiten un aumento y conservación de la producción. En definitiva, este protector de cultivos se ha convertido en el gran aliado de los agricultores.